¿Y si es todo al revés?

Uno de mis hijos me contó que tiene un playlist en Spofity que se llama¨canciones que quiero que me gusten¨.

Yo le dije: Nooooooo.

Y él me dijo: Síiiiiiiiiii.

Mi modelo mental del gusto musical fue siempre claro. Hay canciones que megustan y canciones que no me gustan. Yo elijo escuchar las que me gustan y con esas me grababa cassettes TDK y ahora me hago playlists.

Pero quizá Juli tenga razón. No escuchamos lo que nos gusta, sino que nos gusta lo que escuchamos. Por eso se vuelven populares las canciones queescuchamos mucho en la radio o en Instagram. Parecería que encontramos placer en saber cómo va a seguir la canción, para lo cual tenemos queconocerla primero.

Y cada vez encuentro más ejemplos en los que mi percepción histórica de la relación causa y efecto es desafiada por nueva evidencia.

No sonreímos porque somos felices sino que nos sentimos felices cuando sonreímos. Por eso si vemos una película con un lápiz atravesado en la boca (que nos fuerza una sonrisa) le damos mejor puntaje a esa película. Y por eso funcionan las terapias de la risa, en las que al principio forzás la carcajada con un grupo de gente, después no podés parar de reírte y al final te sentís muy bien.

No hacemos lo que nos apasiona, sino que quizá nos termine apasionando lo que hacemos. Sobre esto hablamos en el episodio de Aprender de Grandes con mi otro hijo, Lele.

¿Qué otras cosas sentís que quizá son al revés de cómo las pensamos tradicionalmente? Podés dejar tu comentario acá.

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