El chiste que salió mal en el cumple de 50 de mi viejo

Recuerdo muy bien el cumple de 50 de mi viejo. Festejamos con una cena familiar, en una mesa bastante larga, en Noni, un bodegón que estaba en la esquina de Estado de Israel y Lerma en Buenos Aires.

Era bastante obvio que estábamos de celebración, así que cuando el mozo con pinta de más de 50 se acercó, no nos sorprendió que preguntara qué celebrábamos. Yo le respondí que era el cumpleaños de este señor, señalando a mi viejo.

El mozo se acercó al homenajeado y le preguntó cuántos años cumplía. Para mi viejo, que siempre hace chistes, le pareció una gran oportunidad, sin saber que esta vez la joda iba a volverse en su contra.

Cumplo 45, dijo.

El mozo lo miró con cara de envidia y sin pensarlo le respondió:

¡Qué suerte que tiene! Todavía le faltan para los 50. De ahí en más es todo cuesta abajo.

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