Es momento de pedir el postre

A la larga, de cada año que vivimos, recordamos unas pocas cosas. No sé cuántas son. ¿Entre cinco y diez? Por ejemplo, ¿cuántas cosas te acordás de lo que viviste durante, digamos, el año 2015?

Ya pasaron tres cuartos de 2022. Queda un cuarto. Y es verdad que pensar nuestras vidas con los años calendario es una arbitrariedad, pero al mismo tiempo es parte de nuestra cultura y nos organiza.

De lo que viviste entre enero y septiembre de este año, ¿cuáles son los candidatos a ser parte de ese grupo selecto de los recuerdos que te van a acompañar por mucho tiempo?

Ayer durante el almuerzo, le conté a mi esposa los míos. La mayoría, pero no todos, son lindos. Algunas son cosas que me pasaron. Otras son cosas que hice y las personas con las que las compartí. También son las cosas intensas que vivieron las personas que quiero mucho. Creo que los recuerdos que tienen más chances de sobrevivir en mi memoria son cosas que hice por primera vez y en las que me zambullí con cuerpo y alma.

Obviamente no tenemos el control total de lo que nos pasa, pero algunas cosas sí podemos decidir. Y tengo ganas de decidir qué voy a hacer en lo que queda de 2022 para agregar algo más a mi lista de recuerdos.

Creo que es momento de pedir el postre de 2022.

Yo quiero escribir más.

¿Vos qué querés hacer en lo que queda del año que pueda después ser un recuerdo que te acompañe por el resto de la vida?

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